Los snacks o aperitivos dulces son una solución a muchas necesidades de los consumidores modernos, sea entre comidas o como su reemplazo; y tienen un enorme potencial como negocio en un futuro próximo. Hay 5 razones fundamentales que lo explican:

1. La creciente urbanización
2. El incremento de hogares individuales
3. El aumento del poder adquisitivo y de las clases medias
4. Un estilo de vida más ocupado
5. La capacidad de consumo de los millennials

Hoy los snacks dulces constituyen el 21% de las ventas mundiales de alimentos envasados. Confitería, tortas, helados, galletitas dulces y pastelería son algunos de los segmentos que incluye esta categoría que se diferencia en la industria por elevados márgenes de ganancias.

Se trata de un mercado dinámico y versátil. Los consumidores eligen comer snacks en cualquier situación. Puede ser en el banco de una plaza, caminando, viendo televisión, en el cine, o simplemente, frente a la pantalla de la computadora mientras trabajan.

En la zona de Asia Pacífico, la pastelería es el segmento líder con panaderías de estilo occidental que han ganado popularidad. Están hasta en los supermercados y son incluso una alternativa económica para la población de menos ingresos. En Europa Occidental, en cambio, lidera confitería, motorizado sobre todo por el consumo de tabletas de chocolate.

Algunas empresas globales ya están atentas a esta tendencia y saben que los consumidores quieren lo mejor de ambos mundos: un snack sabroso y nutritivo. Es por eso que los productos con ingredientes saludables como avena, granos y frutas están teniendo buenos rendimientos tanto como “combustible” entre comidas o como reemplazo.

Los millennials son un objetivo clave para la industria de alimentos en general y especialmente para quienes ingresen al negocio de los snacks dulces. Los bocadillos o colaciones saludables constituyen una parte integral de su dieta y a menudo los eligen en lugar de comidas.

Estados Unidos es uno de los mercados más activos en el lanzamiento de nuevos productos, ideas, actualización y mejora de productos tradicionales, como el caso de las barras nutricionales que en los últimos años se reconvirtieron, dejando a un lado los productos sin sabor que acorralaron la categoría en un rincón muy limitado. Sus fabricantes tuvieron que cambiar la estrategia para atraer con sabor, funcionalidad y accesibilidad. Para llamar la atención del consumidor norteamericano, hay que ofrecer productos que no tengan las características de lo que en América Latina se conoce como “comida chatarra”.