Hace algunos años, el único método existente para obtener información en cuestiones relacionadas con la salud era consultar con un médico. Es decir, obtener un turno, movilizarse hasta el consultorio y abonar una suma de dinero (ya fuera directamente al profesional, como al seguro de salud). Hoy, en cambio, según un estudio realizado por dos investigadoras estadounidenses, la mitad de los usuarios de smartphones de ese país utilizan sus teléfonos para obtener información sanitaria. Lo que antes llevaba horas y cientos de dólares, hoy toma solamente algunos minutos y escaso dinero.

Medir la evolución del peso corporal en el medio de una dieta, controlar la presión cardíaca o recibir un alerta sobre el horario para tomar un medicamento son algunos ejemplos de las aplicaciones que ya están funcionando en distintos mercados.

Un estudio realizado por Susannah Fox y Maeve Duggan, del Pew Research Center, muestra que un quinto de los usuarios de smartphones acceden a esta información a través de aplicaciones. En particular, “las mujeres, las personas con menos de 50 años, las personas con mayor educación, y aquellos que tienen un ingreso familiar anual superior a los 75 mil dólares son los que más tienden a tener aplicaciones relacionadas con la salud en sus teléfonos”. 

Pero además, los sistemas de “m-salud” (o salud móvil), como se los llama, tienen un gran potencial para el cuidado de la salud pública en países en desarrollo. Según un informe de la Fundación de las Naciones Unidas y la Fundación Vodafone, existen varios programas que aprovechan los teléfonos celulares como una importante herramienta para combatir enfermedades: “el objetivo y la expectativa de largo plazo detrás de estos esfuerzos es que los programas de m-salud tengan un efecto positivo, significativo y duradero en indicadores como la reducción de la mortalidad infantil, expectativas de vida más largas y menor contracción de enfermedades”.

Ya sea que se apunte a sectores de alto poder adquisitivo o a programas gubernamentales masivos, la m-salud se presenta hoy como una gran oportunidad para los emprendedores que, por ejemplo, se dedican a diseñar aplicaciones para dispositivos móviles. 

"América Latina cuenta con gran cantidad de emprendedores en servicios tecnológicos, e importantes RR.HH. en materia de salud"

Según un artículo del Stanford Social Innovation Review, “gran parte del trabajo de innovación en materia de salud móvil ha emergido en el sur de Asia y en el África subsahariana. La innovación en estos lugares es resultado de múltiples factores, incluyendo financiamiento público y privado, mercados móviles florecientes y brechas sanitarias significativas”.

América Latina podría aprovechar la concurrencia de varios de estos factores, pero sumándole además dos importantes características propias: una gran cantidad de emprendedores en servicios tecnológicos, e importantes recursos humanos en materia de salud.

El nicho es particularmente interesante, porque -como afirma el mismo artículo- “las aplicaciones de salud móvil de los países subdesarrollados tienen el mismo potencial para penetrar mercados desarrollados”.

Un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Ohio identificó tres características del negocio de la m-salud que pueden ser importantes para los desarrolladores:

1. Primero, afirmaron, “los usuarios les dieron ratings altos a aplicaciones nuevas, innovadoras, que pudieran hacer uso de características específicas de los dispositivos móviles, tales como el rastreo satelital. En otras palabras, mientras que las aplicaciones de m-salud son por definición aplicaciones de e-salud en plataformas móviles, las aplicaciones de m-salud tienen sus propias características distintivas, que requieren una aproximación particular desde el diseño y el desarrollo”.
2. En segundo lugar, “los dispositivos móviles propicios para aplicaciones de m-salud suelen tener interfaces multi-touch e incluyen hardware capaz de reconocer el contexto. Es crítico que los desarrolladores de m-salud innoven e integren soporte para esas características en sus aplicaciones”.
3. Los dispositivos móviles no suelen tener incluidos ciertos sensores que pueden ser útiles para este tipo de aplicaciones, tales como elementos para medir la presión o controlar algún otro indicador de salud. “Para aprovechar la movilidad de los dispositivos y para mostrar o seguir resultados de mediciones en tiempo real, los productores de los sensores y los desarrolladores de aplicaciones tienen que trabajar en conjunto para facilitar la interoperabilidad de los sensores y las aplicaciones”.