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Inspiradores latinoamericanos

De emprendedores a líderes empresariales

Inspiradores Latinoamericanos es un libro escrito por Alexis Jano Ros, que se presentó con el apoyo de Deloitte en toda en América Latina, logrando así una distribución regional que permitió dar a conocer los distintos testimonios en ámbitos empresariales y académicos.

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Aunque no se definen a sí mismos como inspiradores, lo son. Se trata de catorce entrevistados cuyos testimonios, recogidos en sus propios países, aportan visiones, ideas, creencias, métodos de trabajo, valores y modelos de análisis a partir de sus fuertes liderazgos. Desde una perspectiva latinoamericana son casos de estudio vitales y motivadores que plantean sus “fórmulas” casi sin proponérselo.

En su mayoría, los padres o abuelos fueron inmigrantes que llegaron con un patrimonio depositado en su voluntad de trabajo y algunas ideas para iniciar sus proyectos. Sin detenerse ante los altibajos económicos y los avatares políticos de nuestro continente, los descendientes de esos iniciadores construyeron sus historias proyectándose como líderes empresariales que más allá de sus fronteras, gracias a su capacidad, imaginación y horas de dedicación, lograron concretar sus objetivos. 

Marcos Galperin, fundador y CEO de Mercado Libre, sostiene: “Los emprendedores jóvenes, y los no tanto, siempre me piden consejos. Lo primero que hago es alertarlos de que de arranque recibirán un no enorme. No existe empresa sin riesgo, sin incomodidad, sin ausencia de confort. Emprender no es cómodo; se necesita coraje y perseverancia.

Los desafíos y procesos llevados a cabo por líderes empresariales son narraciones valoradas entre colectivos siempre prontos a conocer visiones que aportan reflexiones en cuanto a capacidades de liderazgo y gestión en detalles máximos y mínimos. Sus creaciones y logros recorren infinitos kilómetros de páginas de prensa, artículos y libros que proponen reflexionar sobre el rol de los emprendedores y empresarios, y su influencia en la sociedad a partir del desarrollo económico y de la generación de valor.

El argentino Enrique Menotti Pescarmona, CEO de la multinacional metalúrgica IMPSA sostiene que “La única forma de sacar a nuestros pueblos de la pobreza es industrializándolos y dando empleo. Hay que ser pragmáticos, no tener ideologías. Hay que ser abiertos y liberales, pero no tontos”. Cuando lo consultamos sobre qué consejo le daría a un emprendedor, desarrolló su “fórmula” sumamente pragmática: “Lo primero es tener la idea, que sea buena y realizable. Pero la idea es 1 % del trabajo, el 5 % como mucho. Su implementación es el 95 % ¡y el diablo está en los detalles!”, concluye.

El empresario ha comenzado a ser considerado como uno de los impulsores del cambio social y el desarrollo, al generar condiciones que permiten crear y consolidar una economía de mercado abierta y competitiva. El ecosistema emprendedor promueve y motiva iniciativas como una estrategia económica sostenible enfocada en la multiplicación de empleos. Se trata de un ambiente que necesita el apoyo público y privado para instaurar mercados sustentables basados en la innovación y también en la experiencia.

Roberto de Andraca Barbas, presidente de la compañía de siderurgia y minería CAP, realiza una afirmación valiosa al definir el rol del empresario: “Un empresario es un predicador que debe convencer a los trabajadores de que tienen objetivos comunes de trabajo, riqueza y calidad de vida”.

Entendemos que la presentación de casos exitosos y de empresarios que han transitado por caminos bien diferentes son estimulantes por cuanto se trata de testimonios que resultan didácticos. Este aspecto es importante para motivar una actitud de autotransformación que permita reconvertir a la empresa día a día y posibilite una competitividad permanente y un espacio jerarquizado en los mercados internos y externos.

Jorge Añaños cofundador de Industrias San Miguel (Kola Real) de Perú sostiene que una de las premisas de su éxito trasmitido familiarmente es “pensar en grande” y considera que “emprender es pasión por un futuro”. La historia de su empresa así lo demuestra. 

El emprendimiento es una herramienta válida para impulsar la transformación de las economías, por lo que nuestros países se deberían enfocar más enfáticamente en la educación para crear esa cultura tan necesaria que haga posible ser un motor de desarrollo.

Luis Bakker Jr., presidente del directorio de Pronaca, nos brinda algunas percepciones del mundo de las empresas y la importancia de estudiar modelos de trabajo exitosos: “Uno debe enterarse y ver por qué existen compañías que han tenido éxito. También siento la necesidad de contarles a los jóvenes que nada en la vida es fácil, que no se puede trabajar menos y ganar más”.

El espíritu empresarial se desarrolla en un ambiente competitivo, productivo y creativo, y evoluciona multiplicándose cuando el vínculo se extiende a los mercados externos que plantean nuevos desafíos. En un mundo en el cual los cambios son constantes y cada vez más acelerados, no hay espacios para el profesional o el empresario que no tenga una actitud proactiva. Si queremos estar insertos en un mundo de transformaciones, lo que debemos generar es una actitud emprendedora permanente.

Alfredo Carvajal, presidente honorario y referente de la Organización Carvajal,  que nació en la ciudad de Cali (Colombia) analiza un aspecto que lo involucra: “Las empresas familiares tienen sus ventajas y sus desventajas. El buen entendimiento es un activo muy valioso en tiempos de crisis”.

Ejecutar un proyecto y visualizar oportunidades son dos aspectos del mismo desafío. La ejecución de un plan se basa en un equipo que se dé cuenta de que el rol del emprendedor es liderar una tarea estratégica capaz de atraer e involucrar recursos y construir redes para lograr proyectos sostenibles. En este sentido el capital humano en el cual se apoya el líder es vital, ya que se transforma en activos claves para el éxito organizacional.

Antonio Del Valle, fundador y presidente del Grupo Kaluz de México, responde a la pregunta sobre qué perfil debe tener un buen empresario y destaca su propia experiencia: “Primero, las ganas de serlo. Después, procurar estar enterado; toda la información que uno necesita para invertir. Constancia, pero, sobre todo, capacidad de reinversión”. 

Comprender las claves del liderazgo efectivo para llevar adelante una empresa resulta fundamental 

Germán Efromovich, presidente del Grupo Synergy y presidente de la Junta Directiva de Avianca Holdings S. A., afirma: “El liderazgo se estimula sobre la base de una naturaleza, pero es necesaria una semilla de líder. Es un carácter que se desarrolla naturalmente, pero también depende de las oportunidades”.

Todo ciclo económico tiene como actor protagónico al empresario, con su capacidad de liderar la creación de procesos productivos novedosos y en constante evolución. Innovar es la primera responsabilidad orientada a la búsqueda de nuevas oportunidades que aumenten el potencial económico y social de la empresa y las haga viables en el tiempo.

Para Julio Ikeda, cofundador de Avícola San Fernando, “El trabajo coordinado es una fortaleza que favorece el crecimiento de las empresas. También tenemos nuestras debilidades, pero lo único contagioso son nuestras fortalezas”. Su hermano, Alberto Ikeda, expresa sus propias creencias: “A la empresa, como al hogar, nunca hay que llevar quejas. Nunca hay que reclamar, nada. Es necesario contagiar esa sensación de paz y armonía”.

Hay distintas visiones sobre el perfil del potencial emprendedor. La categorización más sencilla define al emprendedor “visionario por impulso” del “profesional capacitado”. El primer modelo distingue la existencia de individuos poseedores de condiciones innatas para los negocios. La segunda categorización da por supuesta una disciplina, una formación previa. Seguramente el éxito del emprendedor transformado en líder empresarial tiene un poco de ambos perfiles.

Álvaro Saieh Bendeck, banquero, empresario periodístico, y según la revista Forbes uno de los líderes de la economía de Chile, se refiere a este tema al afirmar: “Emprender es muy importante, porque el sistema capitalista necesita miles de empresarios de base que son quienes hacen fluir ideas nuevas. Las empresas necesitan gente que vaya cambiando, que chequee lo que uno creía que era bueno y no lo era, ¡que lo cambie!”.

El empresario no puede limitarse a administrar lo ya existente, sino que debe crear ambientes emprendedores que surgirán de su propia estructura alentando el concepto de intraemprendedor, quien podrá detectar ideas y oportunidades siguiendo una metodología de trabajo que lo propicie.

“¿Qué lo motiva a seguir creciendo como empresario?”, le preguntamos a Carlos Slim Helú, presidente del Grupo Carso, y su respuesta fue categórica: “Es una vocación. Tiene mucho de pasión por lo que uno hace. ¿Qué es lo que motiva a un pintor a pintar? El talento y la pasión por lo que hace. ¿Qué es lo que motiva a un músico a componer, a un arquitecto a diseñar, a un ingeniero a construir? ¿Qué es lo que motiva a usted a escribir este libro? ¿Es el dinero? ¡No! Cada uno está trabajando en su vocación, su verdadera pasión. Yo tengo vocación como empresario, tengo pasión por lo que hago: estar desarrollando empresas”.

Muchas veces surge la pregunta de si un emprendedor nace o se hace. La respuesta probablemente se encuentre en una combinación de talento innato, que hace al emprendedor seguir su propio instinto, junto con un ambiente propicio, que permite obtener ventajas de ese talento. El instinto favorece una postura hacia el riesgo y de compromiso con lo que se está haciendo. 

Alberto Vallarino Clément, presidente del Grupo VerdeAzul, tiene mucha experiencia en el desarrollo de proyectos inmobiliarios y en la banca, y fue un activo ministro de Economía de Panamá. Afirma: “Cuando emprendemos algo, los límites los ponemos nosotros. Hay gente que tiene esa capacidad emprendedora; es una particularidad, un talento. Hay otros a quienes no les interesa, que prefieren ser espectadores, ser dirigidos, liderados. Para ser emprendedor hay que tener liderazgo, coraje, agallas”. 

Resulta claro que no es suficiente contar con una idea brillante, sino que también se requiere gestionarla en el tiempo y preparar la organización para el involucramiento de su capital humano. Muchos de los entrevistados han enfatizado que el proceso de llevar adelante un emprendimiento demanda ideas realizables pero también muchas horas de dedicación y aprendizaje.

Orlando Dovat, presidente de Zonamerica, afirma con relación al emprendimiento: “Siempre me gustó hacer lo que nadie hizo antes, pero no pensaba hacer lo que hice y terminé enamorándome de cada idea que emprendí”. Cuando se le pregunta qué podría sugerirle a un emprendedor, plantea: “No hay barreras. Cuando nace una idea, lo primero es validarla profesionalmente, para que no sea una locura: saber cuál es su mercado, qué inversión hay que hacer”.

Todas las historias aportan valor a la hora de plantear sus dificultades, dudas, fracasos, pero también salidas posibles a partir de características propias de cada emprendedor. La importancia de haber compartido sus visiones, que son ejemplos posibles para otros emprendedores, colabora a la hora de gestionar la innovación articulando a diferentes actores para que generen sinergias y se aprovechen las lecciones aprendidas dejando así capacidad instalada. 

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