No hace falta tomarse un avión para saborear los más sabrosos tacos mexicanos, un original ceviche peruano o unas ricas empanadas argentinas. Tampoco gastar una fortuna para deleitarse con una comida gourmet o elegir un menú orgánico. Los food trucks, camiones adaptados para la venta de comida, ganan terreno de norte a sur en todo el continente ofreciendo una alternativa gastronómica que combina presentaciones gourmet, una estética cuidada y un servicio rápido.

La diferencia con cualquier otro puesto callejero es que en su mayoría son emprendimientos de cocineros y chef calificados que decidieron abrirse camino por su cuenta y que imprimen su personalidad desde la concepción. Los camiones son un festival de colores enérgicos, nombres sugestivos, y arte gráfico con tono urbano, que hacen girar la cabeza de cualquiera que los vea pasar.

Las propuestas culinarias no tienen límite dependiendo de la especialidad de estos emprendedores o de sus orígenes. Ofrecen una ventana a la cocina de distintos países, generando así una oportunidad tanto para proveedores de la industria alimenticia como para los nuevos y potenciales clientes en busca de insumos de calidad. Sus grandes atractivos son hoy la calidad del servicio y la materia prima que utilizan.

La tendencia crece especialmente en las grandes ciudades, donde confluyen el turismo y las oficinas, ya que el concepto es ofrecer alimentos de calidad a precios accesibles para quienes almuerzan fuera de casa todos los días. Por sus características apuntan especialmente al target de la generación milenio, que busca rapidez, atención y experiencia personalizada sin necesidad de hacer reservas.

Uno de los atractivos principales de este movimiento es que manifiesta el placer de pasar un momento despreocupado y sencillo. El sistema es simple: llegar, escoger y comer, mientras se disfruta de un ambiente agradable al aire libre.

Los food trucks modernos hacen un muy buen uso de redes sociales. En general no tienen un punto fijo y se dan a conocer a través de Facebook y Twitter indicando dónde estarán y qué platos servirán. Incluso hay aplicaciones desarrolladas o páginas que reúnen información de todos los camiones que ruedan por cada ciudad.

Aunque en su mayoría son negocios independientes de emprendedores comerciantes e inmigrantes, muchos restaurantes ya establecidos han decidido sumarse a la onda móvil para llevar su cocina a una comunidad más amplia. Para algunos este sistema se posiciona hoy día como una herramienta clave para identificar un lugar potencial que defina la apertura de un próximo local. Y para quienes por primera vez incursionan en el negocio de la comida, es igualmente importante dar a conocer su marca y productos abarcando varias áreas. Eso sí: en muchas ciudades los food trucks requieren de permisos municipales para poder funcionar y son inspeccionados por las autoridades sanitarias.

Un poco de historia

Los historiadores reconocen como primer antecedente al icónico chuckwagon, invención de Charles Goodnight en 1866, quien modificó una carreta tirada por caballos para que funcionara como almacén y cocina móvil, y acompañar así a los ganaderos en sus arreos de rebaño por el sur estadounidense.

Desde entonces, el concepto no hizo más que evolucionar. Durante la segunda guerra mundial se encuentra un antecedente dentro de las bases militares del Reino Unido, surgidos ante la necesidad de reubicación inmediata que debían tener los militares en cada operativo.

Después de 1950, el auge se nutrió de los camiones usados como cocinas móviles por el ejército, que fueron comprados por civiles. Así, los food trucks se fueron convirtiendo en postales del paisaje de los Estados Unidos, pero fue recién a partir de 2008 cuando vivieron su revolución. El responsable fue el chef coreano Roy Choi, con un mix explosivo: un producto original (tacos de barbacoa coreana), la comunicación vía Twitter y un camión de diseño que causó furor en Los Ángeles.