Con el aumento de los acuerdos comerciales entre distintos países y regiones del mundo, las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) deberán enfrentar de igual a igual la competencia internacional, tanto en mercados externos como internos. Frente a ese panorama, formar alianzas estratégicas entre los integrantes de las cadenas productivas es una excelente forma de mejorar la competitividad y la eficiencia entre todos los actores.

¿Qué son las alianzas estratégicas?

Una alianza estratégica significa desarrollar una estrecha vinculación entre diversas empresas en la cadena productiva. Esto implica un cambio en las posiciones tradicionales, por lo que los proveedores, mayoristas y minoristas se ven como “socios”. Comparten mayor información, delinean planes de negocios, ventas y promociones en forma conjunta, y participan como un sólo equipo de trabajo en la investigación y desarrollo de productos. Además, analizan y planifican la forma de crecer juntos, es decir, examinan el abastecimiento y la demanda así como su cobertura.

Mediante la cooperación se pueden conjugar las ventajas competitivas entre los actores de las cadenas de suministro con el objetivo de compartir recursos, reducir riesgos y facilitar la realización de proyectos en conjunto, permitiendo mejorar la relación riesgo-costo-beneficio para todos. Las organizaciones que se unen a las alianzas estratégicas logran acceder a una gran variedad de recursos externos: desde una mejor llegada al crédito y mercado para ampliar su capital de trabajo, mejores precios para insumos, capacitación, asesoría general, estudios de mercados, apoyo publicitario y aprendizaje por interacción.

Ventajas de la cooperación

En una cadena de suministro eficiente se hace más fácil identificar los intercambios y los costos que se producen a lo largo del camino. Con el objetivo de disminuir esos números, el precio del producto final también disminuye. Las cadenas productivas integradas también facilitan la utilización más eficaz del capital de trabajo.

Desde el punto de vista de los medios empleados (bienes de capital), la mayor coordinación entre los integrantes puede facilitar el uso eficiente de la materia prima, del inventario en proceso de fabricación e inventario final.

Un documento del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España indica que uno de los objetivos principales de formar alianzas estratégicas es eliminar los costos por ineficiencias. A través de una mayor coordinación entre los actores, su busca disminuir el tiempo total de producción y entrega de los productos, aumentar la calidad del servicio, regular la disponibilidad de bienes, mejorar la confiabilidad de los pronósticos de demanda, establecer relaciones mercantiles más confiables con los socios de la cadena y promover sinergias.

El aprendizaje por interacción conocido también como “learning-by-interacting” es clave en el proceso de innovación, especialmente cuando se constituyen ventajas competitivas dinámicas en la cadena productiva. Es importante tener en cuenta que la cadena productiva debe ser estructurada desde una perspectiva de integración con el propósito de mejorar los niveles de servicio al cliente. Una alianza efectiva busca asegurar a la empresa disponibilidad de producto en el momento y el lugar que sea necesario, al precio adecuado y con valor agregado para el cliente como resultado de una mejor comprensión de sus necesidades.

En las estrategias de la cooperación y alianzas de cadenas productivas predomina la noción de que la competencia deja de ser un juego de suma cero, en el que las ganancias de un competidor son necesariamente a costa de las pérdidas de otro, y donde la estrategia se orienta no tanto a los competidores, sino hacia los clientes. Desde esta perspectiva han surgido los nuevos paradigmas de colaboración y modelos del “gana-gana” o “win-win” tanto para las PYMEs como los demás actores de las cadenas productivas.