El mango ecuatoriano se destaca por su excelente calidad y exquisito sabor. Se consume mayoritariamente como fruta fresca, pero también puede ser utilizado para preparar mermeladas, confituras, jugos, pulpas, concentrados y cubitos, con grandes cualidades alimenticias.

La ingeniera agrónoma Leyla Solorzano Salazar, autora de un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre la calidad y producción del mango en Ecuador, detalla la experiencia vivida en ese país para implementar un plan de manejo de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y Buenas Prácticas de Manufactura (BPM). La iniciativa incluía el desarrollo de un plan integrado para el manejo de la cosecha y el control fitosanitario para la producción y exportación de mango fresco desde Ecuador hacia los Estados Unidos (EE.UU.), la Unión Europea (UE) y los demás mercados de destino. 

Otro de los objetivos fue el diseño y la implementación de una certificación de calidad para esta fruta, denominada “Ecuador Calidad de Origen”. El informe expone que, a través de talleres de sensibilización y capacitación en las fincas sobre las ventajas del certificado, se logró una alta participación por parte de los pequeños productores.

Más de 250 productores, técnicos de campo y personal de las plantas empacadoras fueron capacitados en la implementación de programas de BPA y BPM. El proyecto también incluyó la elección y acreditación de empresas certificadoras que cumplieran con los requisitos para certificar el protocolo “Ecuador Calidad de Origen”, un elemento fundamental para que la marca lograra la credibilidad necesaria para acceder a mercados exigentes.

Para ingresar al mercado estadounidense los mangos de Ecuador deben someterse a un tratamiento con agua caliente, según cuenta Solorzano Salazar. Otro factor limitante es que los mangos con un peso mayor a 650 gramos no son elegibles para exportación. Además, el cultivo debe pasar por un control y monitoreo de la mosca de la fruta. Estos controles fitosanitarios se realizan en las plantaciones de acuerdo a las exigencias de un “work plan” o plan de trabajo firmado entre Ecuador y EE.UU. para el control de esta plaga. 

Para enviar el cultivo a otros mercados importantes como México, Chile y Nueva Zelanda, existen protocolos similares a los de EE.UU., basados en acuerdos de confianza mutua entre las entidades fitosanitarias. La excepción son Canadá y la UE, en donde no hay restricciones fitosanitarias para poder exportar el mango proveniente de Ecuador.

Una de las recomendaciones detalladas para lograr mayor participación en la norma “Ecuador Calidad de Origen” es mejorar la interacción entre las fincas y las empacadoras. Las dos entidades deberían coordinar sus actividades de tal manera que sea un trabajo en equipo, ya que tanto los programas de BPA y  BPM, como también los controles fitosanitarios, requieren el cumplimiento de normas a lo largo de la cadena de producción.

A diferencia de otros cultivos, las fincas de mangos no cuentan con sus propias empacadoras, revela Solorzano Salazar. Por lo tanto, para lograr la certificación, si la empacadora no se involucra en el proceso, las fincas difícilmente lograrán obtenerla.