Se conocieron en primer año de derecho, en la Universidad Nacional de San Marcos, en Lima, Perú. Los padres de Linda Antón tenían negocio de venta de golosinas al por mayor. En cuanto a Deisy Castañeda, su madre era estudiante de corte y confección, su padre venía del rubro de la construcción, ambos habían montado una tienda de productos de primera necesidad. En Perú les llaman bodegas.

De tanto trabajar en empresas privadas, las amigas se volcaron al derecho empresarial. Esa coincidencia las hizo testigos de una misma problemática: empresas que se enfocan en sus actividades comerciales, y muy poco a cubrir los riesgos legales, o convocar en un proyecto la mirada del letrado a fin de conocer su viabilidad. En otras palabras, les faltaba un abogado.

“Esto es algo muy común tanto en las grandes, medianas o pequeñas empresas”, apunta Linda. “sin embargo, las grandes tienen los recursos para un área legal interna con lo cual pueden al menos tener la opción de acceder a orientación legal”. 

Considerado esto, el dúo de ex compañeras de la universidad junto a colegas y amigas, decidió enfocarse a las pequeñas y medianas empresas. Ofrecerían un servicio legal accesible y de bajo costo. Y de todo ese brain storming surgió un proyecto innovador que cambió el modo de abordar el mundo de la asesoría legal en Latinoamérica: I law. El primer servicio integral de abogados en Perú para empresas realizado 100% en modo remoto. “Ofrecemos nuestro servicio a todo el país y a todo el mundo” , se entusiasma Deisy.

Iniciaron en el 2021 y el primer mes no fue el suceso que esperaban: tuvieron sólo dos clientes. Sin embargo, meses más tarde, la pandemia llegó para quedarse, y el dúo de amigas brindó en  dos meses 200 asesorías legales. “Fue parte de una campaña de responsabilidad social”, recuerda Linda. “Allí atendimos de forma gratuita para ayudar con las normativas derivadas de la coyuntura en la pandemia”. Y así ILaw se instaló a nivel nacional. Llegaron a ser comentadas y elogiadas por reconocidos medios y transformarse en referentes de asesoría legal digital en Latinoamérica. Hoy tienen decenas de clientes estables y amplían cada mes su red.

“Suele ser muy común tanto en las empresas como en los emprendedores, pensar siempre en contratar un contador, el cual hace las veces de abogado, absolviendo consultas o incluso haciendo los contratos”, apunta Linda, que hace actualmente master en  Derecho Digital y Nuevas Tecnologías, en Barcelona. “Pero hemos encontrado que muchos emprendedores jóvenes se interesan en el punto de vista del abogado respecto de los riesgos a los cuales están expuestos sus negocios. Un panorama que es más alentador, quieren ser formales y buscan cumplir con sus obligaciones legales. Esto en Latinoamérica y especialmente en el Perú es justamente algo que se necesita para crecer de manera sostenible. Como decimos en iLaw, la formalización es el camino”.

Para estas dos amigas universitarias y colegas, no ha sido fácil ponerse un proyecto propio sobre los hombros. En especial, en Perú donde aún el machismo es moneda corriente. “Creo que de una u otra forma todas las mujeres nos hemos visto afectadas por la brecha de género”, cuenta Deisy. “En el entorno laboral, en lo particular he sido testigo de cómo se ha preferido seleccionar a varones para el puesto de practicante de derecho en el área judicial pues se tiene la idea de que son mejores para el trabajo de campo”. 

“En lo particular en el Perú he podido ver que, los puestos de Directorios de las empresas son predominantemente ocupados por varones”, se suma Linda, “siendo entonces las decisiones y lineamientos masculinos más trascendentes en ese sentido. Por otro lado, es evidente que la maternidad para ciertos empleadores es una ‘limitación’ para el crecimiento de una profesional, lo cual he podido ver en colegas que vieron truncados su ascenso durante el proceso de post-parto. Los mejores jefes que he tenido han sido aquellos con un pensamiento inclusivo y además me siento muy afortunada, de haber tenido la oportunidad de ser dirigida por una de las pocas Directoras de una empresa transnacional”.

“Quizás lo más difícil es lidiar con los estereotipos de género, sobre todo cuando entras al campo de la Tecnología”, reflexiona en voz alta Deisy, “encuentras muy pocas mujeres que se dediquen a esto, que sean referentes y puedan ayudarte desde su experiencia. Por eso es necesario dar educación tanto para empoderar a las niñas y mujeres, como para reeducar a los niños y jóvenes. Este tema debe ser tocado en las escuelas desde muy temprana edad, así también incluir a los padres en el proceso de cambio. Y visibilizar referentes para las niñas y jóvenes que sean modelos positivos que las inspiren a ser agentes de cambio en sus comunidades”

“Creo que también es necesario fomentar el uso de tecnología para crear plataformas que difundan proyectos, ideas y redes de apoyo para comunidades en que las oportunidades de desarrollo para las niñas sean escasas”, concluye Linda.

¿Y qué es lo que tienen en mente para el 2022? Mejorar su plataforma, acercarla a los clientes, y ampliar el número de clientes fijos. Así como trascender su fortaleza en comercio electrónico, que es, hasta ahora, donde más convocatoria obtiene su emprendimiento.

“¿Cómo nos imaginamos el mundo dentro de 10 años?”, se pregunta Linda Antón. “Pienso que habrá cambiado muchísimo todo, con la irrupción de la tecnología en todos los aspectos de nuestras vidas. Ahora bien, será clave que las mujeres hayamos fortalecido nuestra preparación en este campo. Es vital para acortar la brecha de género. Esperemos que el futuro lo vivamos en un mundo globalizado pero que, bajo ninguna causa, excluya a nadie”.