El sector inmobiliario ha sido el principal destino de las inversiones extranjeras recibidas en el país en los últimos años. La Inversión Extranjera Directa (IED) en este sector alcanzó un récord histórico de más de US$ 1.000 millones en 2012, lo que representó el 38% de la IED total.
Esta inversión tuvo como principal origen capitales argentinos y se dirigió principalmente al segmento de las viviendas suntuarias. Este fuerte dinamismo de la inversión ha permitido que el sector muestre un importante incremento en la actividad y en el empleo generado.
No obstante, desde hace algunos años el sector inmobiliario está atravesando un importante cambio de modelo. Dado que el mercado de viviendas de la zona costera de Montevideo y Punta del Este comenzó a mostrar algunos signos de saturación, actores públicos y privados han trabajado conjuntamente para elaborar un nuevo marco normativo, que permita redireccionar la inversión en la actividad inmobiliaria.
En 2011 se aprobó la nueva Ley de Promoción de la Vivienda de Interés Social (VIS, Ley N°18.795), que establece importantes incentivos para la construcción de vivienda dirigida a la población de niveles de ingreso medio y bajo. De esta manera, se logra alinear la oferta de viviendas en un segmento en el que la demanda es incipiente y muestra fuerte perspectiva de crecimiento.
Esta Ley ha sido sumamente exitosa: en poco más de un año de aplicación permitió la aprobación de más de 200 proyectos, que significarán la construcción de unas 8.300 nuevas viviendas. Esto ha significado una revolución para el sector inmobiliario, lo que abre importantes desafíos y un escenario con interesantes oportunidades para los inversores.
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