¿Quién se va y quién se queda? Esa es una de las difíciles decisiones que han tenido que tomar los pequeños y medianos empresarios de América Latina y el Caribe desde que la pandemia del Covid-19 hizo su aparición en la región.
Grace Mesa es la gerente de Santa Clara World Roses Center, una empresa en Ecuador dedicada al cultivo y exportación. La empresa de Tabacundo, un municipio a 80 kilómetros de Quito, nació en 2019 y cuando todo marchaba según su plan de negocios, llegó marzo del 2020.
“Fue de un día para el otro. El 12 de marzo el gobierno dice ‘bueno, ya hoy empieza el distanciamiento social y empezaron ya los toques de queda’ me parece que a las nueve de la noche. Y nosotros estábamos teniendo mucha flor”, recuerda Grace Mesa sobre el aumento en la cifra de contagios de Covid-19 en Guayaquil, Ecuador.
Las exportaciones de las rosas disminuyeron en cuestión de días hasta que las fronteras de Italia, España y Rusia cerraron por completo.
Con toque de queda en Ecuador y sin pedidos, los trabajadores ya solo iban a cortar la flor para no estresar a las plantas y, sin nadie a quién venderle las rosas, no hubo otra opción salvo que todo se fuera a la basura.
Lo mismo estaba por enfrentar Ingrid Rodríguez, fundadora de una pequeña empresa que importa productos alimenticios a Europa, Andes MX. Ella regresaba a la Ciudad de México después de acudir a varias ferias en aquél continente. Al ver de primera mano cómo se contrajo la economía europea por el cierre de negocios, lo primero que Ingrid hizo a su regreso, fue sanar a la empresa de las deudas que acumulaba.
La incertidumbre se presentó de distintas formas para la empresaria mexicana. Ingrid percibió que nadie tomaba con seriedad las medidas sanitarias en México, además que cerraron los supermercados y las tiendas especializadas a las que Andes MX distribuía sus productos desde Alemania y Holanda.
Ingrid Rodríguez solo tenía en la mente a sus cinco empleadas, sus familias y cómo les comunicaría la noticia de que la empresa tendría afectaciones.
“No quiero todavía desprenderme de este equipo, que al final nos hemos consolidado. Entendemos los procesos y caminamos juntos”, dice Ingrid cuando pensó en cómo decirles las malas noticias.
Tanto Grace como Ingrid vieron entre los trabajadores de sus respectivas empresas una respuesta que superó sus expectativas. Escucha cómo ambas enfrentaron junto a sus equipos la difícil coyuntura que muchos empresarios viven aún.
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