No es raro encontrarse hoy en día con jóvenes profesionales que afirman: “Yo quiero llegar a ser gerente de la empresa donde trabajo, pero no me interesa emprender”. Trabajar en forma dependiente está visto o percibido como algo opuesto a emprender, cuando tiene muchos más puntos en común de lo que todos creemos. En el contexto actual, así como los gerentes deben saber de manejo de finanzas, recursos humanos, operaciones o marketing, también tienen que desarrollar una habilidad más, que es su mentalidad emprendedora. 

¿Qué es emprender? 

Emprender se asocia generalmente a iniciar un nuevo negocio, a una start-up, pero tener espíritu emprendedor es algo muy diferente. No es lo mismo ser emprendedor que ser empresario. El empresario está asociado a la titularidad o a posesión de una empresa mientras que ser emprendedor, desde un punto de vista antropológico y ético, implica tener espíritu de empresa. Hay muchas personas que son empresarios pero no tienen este espíritu, mientras que hay muchos que sí lo tienen y que no necesariamente trabajan en una empresa.

Rafael Alvira, profesor del IESE, decía “emprender es una tendencia natural y una obligación moral”. Es parte de la esencia misma del ser humano. Se precisa espíritu emprendedor para llevar adelante todas las iniciativas en la vida: desde formar una familia, organizar una reunión con amigos, hasta iniciar un nuevo negocio. Llevado a su extremo, aquel que no tiene iniciativa de ningún tipo deja de ser sujeto de sus acciones para pasar a ser objeto de las de los demás, perdiéndose así la esencia misma de su personalidad.

Emprender es el arte y oficio de la creatividad, lo inesperado y lo excepcional. Para potenciar y perfeccionar cualquier función que a uno le compete en la vida, se necesita tener espíritu emprendedor.

Gerentes ambidiestros 

La lista de factores ya conocida que conducen a la inestabilidad en las industrias y estrategias de la empresa (la globalización, la desregulación, el cambio tecnológico, la intensidad de la información, etc.) está obligando a los gerentes de hoy a hacer frente a cambios rápidos e inesperados. Los futuros estrategas exitosos tendrán necesariamente que tener capacidad de detectar rápidamente, actuar y movilizarse, incluso en condiciones de alta incertidumbre.

La mentalidad emprendedora requiere cierta habilidad ambidiestra cognitiva, tener una manera de pensar y de actuar que se caracteriza por la flexibilidad de alternar entre la predicción y creatividad. El enfoque de la predicción es todo lo que se basa en el análisis del uso de la información existente, que funciona mejor en las condiciones de seguridad y con bajos niveles de incertidumbre percibida. El enfoque creativo, por el contrario, consiste en tomar medidas para generar datos que antes no existían o que eran inaccesibles. Este último es más eficaz en entornos caracterizados por la extrema incertidumbre. Se crean oportunidades utilizando el método de observar, actuar, reflexionar y aprender. Es un proceso constante y continuo cuyo secreto es transformar la incertidumbre en riesgo y el riesgo en valor. 

Esta habilidad ambidiestra presume dos enfoques diferentes para el pensamiento y las acciones: la predicción y la creatividad. Para ser eficaz un buen gerente de estos tiempos debe ser experto para desplazarse entre ambas según las circunstancias.

En algunos casos, la predicción y la creatividad se presentan como métodos incompatibles de pensamiento y acción, lo cual es artificial en la práctica porque son enfoques totalmente complementarios, lo que permite crear más valor. 

El líder emprendedor

Ser creativo en la tarea gerencial es un desafío, pero más aún es serlo como líder. Esto implica no solamente encontrar nuevas oportunidades. El principal desafío es crear una organización que tenga mentalidad emprendedora como parte de su rutina. Se es un líder emprendedor exitoso cuando todo el mundo en la organización da por hecho que el éxito empresarial se trata de una búsqueda continua de nuevas oportunidades; cuando todo el mundo se siente que él o ella tiene no solo el derecho sino la obligación de buscar nuevas oportunidades y hacer que sucedan; cuando se siente ruido en los pasillos de energía, cuando la gente viene a trabajar emocionada, y cuando están orgullosos de ser parte de una organización dinámica. 

Este artículo ha sido escrito por Isabelle Chaquiriand, directora del Centro de Emprendimientos Deloitte del IEEM.