El talento es la base de toda empresa en la construcción de un equipo idóneo, capaz de encarar nuevos retos y garantizar su crecimiento. De ahí que sea imprescindible tener a los mejores empleados posibles. Al competir con grandes firmas dotadas de unos presupuestos cuantiosos, mayor visibilidad y marcas consolidadas, a las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) puede parecerles -a priori- una misión muy difícil. La buena noticia es que es posible.

Las PYMEs pueden sacar ventajas de su menor tamaño, naturaleza más flexible y su cercanía con los trabajadores

Programas de trainee, bonos por desempeño, aumento de ingresos cada seis meses, financiamientos de posgrados, pasantías y capacitaciones, son algunos beneficios que funcionan muy bien para atraer a las nuevas generaciones desde las grandes corporaciones. A no desesperar, las PYMEs también pueden sacar ventajas de su menor tamaño, naturaleza más flexible y su cercanía en la relación con los trabajadores.

Antes de plantearse cómo atraer talento, se debe tener claro qué es lo que más valora un trabajador de un puesto. En la actualidad, las encuestas del tipo “mejores lugares para trabajar” demuestran que el dinero dejó de ser el factor decisivo. El éxito de la empresa en su mercado, la innovación, la unidad del equipo, el ambiente laboral y la ecuación familia-trabajo son algunas de las variables que los potenciales empleados ponen en la balanza antes de decidirse.

Es por eso que las PYMEs pueden generar estrategias a su alcance para hacerse de buenos profesionales. Por un lado poseen mayor libertad que las multinacionales para modificar u optimizar procesos internos. Por el otro, al tener menos trabajadores a cargo, los jefes o responsables pueden conocer mejor sus aspiraciones y necesidades para tratar de satisfacerlas.

Desde Chile, María Eugenia Miranda, fundadora y gerenta general de Alfa Consulting, plantea que los líderes de estas empresas deben enfocar su oferta laboral desde la calidad de vida que ofrecen a sus empleados. El horario flexible y el trabajo por cumplimiento de metas es el punto de partida. También entran en juego otros beneficios no monetarios como acortar la jornada los viernes, la disponibilidad para ir al gimnasio a la hora de almuerzo u optar por una semana más de vacaciones.

Otro aspecto que puede generar una gran diferencia con las compañías de mayor envergadura es la posibilidad de tomar decisiones y trabajar de forma autónoma. Los empleados -sobre todo los jóvenes- buscan ser un engranaje importante entre sus equipos, lo que se puede dar con mayor facilidad en grupos reducidos donde la estructura organizacional es plana y es posible adquirir responsabilidades rápidamente.

Ante la falta de un área de recursos humanos, en general es el propietario quien asume la tarea de atraer personal, pero eso no significa que las contrataciones deban ser improvisadas. El primer paso para ordenar este proceso es crear un documento con una descripción de puestos e incluir el perfil de la persona, objetivos, alcances y límites. Es necesario definir qué conocimientos, competencias, experiencia y tipo de personalidad funcionan para cada vacante. Una vez contratado un trabajador con talento, conviene poner en marcha la maquinaria para retenerlo. Conoce aquí cinco claves para poner en práctica en tu empresa:

1. Crear un equipo unido: generar un buen ambiente que llame a trabajar allí y que se convierta en uno de los grandes activos. Fomentar una visión de equipo y contar con un grupo diverso, eficaz, donde se fomente el desarrollar ideas y la colaboración.
2. Proponer proyectos que generen ilusión: ofrecer retos que no sean ni demasiado ambiciosos ni poco realistas, que los motiven y que les exijan esfuerzo. Se debe buscar lo emocional para asignar misiones importantes que generen compromiso.
3. Comprometerse con el progreso: a los profesionales les gusta ver el horizonte, saber que tienen posibilidad de promoción y que pueden seguir desarrollando su carrera.
4. Transmitirles su valor para la empresa: lograr que sientan que su presencia es decisiva para que se puedan cumplir los objetivos y reconocer los trabajos bien hechos.
5. Hacer de tu empresa un lugar feliz: esto aumenta la motivación y la productividad, retiene el talento, reduce el ausentismo y genera más ideas.