Hasta hace algunos años, el rol de China en la economía mundial era asociado exclusivamente con el comercio de bienes, pero no con el de servicios.

Pero esos días han terminado. Según un informe de la CEPAL, “pese a que el motor de crecimiento sigue siendo el sector secundario, China se está convirtiendo en un productor importante de servicios. El país ha logrado aumentar su participación en el total mundial de cada uno de los tres sectores más dinámicos en los últimos años: las comunicaciones, los servicios financieros y los servicios empresariales”.

¿Cómo afecta este desarrollo a América Latina y el Caribe? Pues bien, hay dos tipos de impacto posible: uno relacionado con las posibilidades de aprendizaje, y el otro con el impacto directo sobre su propio mercado.

En primer lugar, entonces, la región puede intentar observar las razones del crecimiento chino, e intentar imitar -en la medida de lo posible- los pasos que permitieron desarrollar tan importantemente el sector. Según el documento de la CEPAL, “China ha logrado aumentar la eficiencia de los servicios relacionados con el comercio (transporte, infraestructura física, comunicaciones, servicios empresariales y profesionales, incluidos servicios financieros) y este ha sido un factor determinante de su competitividad internacional. Aún le falta avanzar más en esa área, pero el nivel alcanzado en infraestructura y logística, que se suma a sus avances en innovación y tecnología, descarta por simplista la noción de que la competitividad china responde básicamente a salarios bajos”.

En segundo lugar, en tanto, la región debe analizar las implicancias de la competencia china para su propio mercado de servicios. De acuerdo con la CEPAL, “la participación china en el valor agregado mundial de servicios intensivos en tecnología se ubica a un nivel semejante al de América Latina y el Caribe. China tiene un perfil más alto que América Latina en servicios de comunicaciones y servicios financieros, mientras que la segunda supera a la primera en el sector de servicios empresariales gracias, principalmente, a los importantes aportes del Brasil y México”.

El documento concluye que “China ofrece oportunidades en materia de una mayor complementariedad productiva y comercial, y en inversiones birregionales, pero, al mismo tiempo, podrá convertirse en un fuerte competidor en algunos rubros de servicios en los mercados regionales y terceros mercados”.